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Los orígenes

La Tierra tiene unos 4.500 millones de años de antigüedad. En un principio nuestro mundo no se parecía en nada a como es ahora, pues era un lugar totalmente hostil a la vida tal y como la conocemos. Inicialmente las temperaturas eran demasiado elevadas, la atmósfera no era respirable y violentas tempestades barrían la superficie. Además el planeta se veía sometido a un incesante bombardeo de objetos procedentes del espacio exterior, cometas y meteoritos que golpeaban con terrible violencia, provocando en ocasiones cataclismos de alcance global.

No obstante en un entorno como éste surgió la vida hace tal vez casi 4.000 millones de años, según los descubirmientos científicos más recientes. En aquellos mares primigenios y turbulentos existía una sopa química de compuestos de todo tipo. Nadie sabe exactamente cómo, pero estos compuestos comenzaron a combinarse unos con otros, tal vez de manera espontánea, formando cadenas y estructuras cada vez más complejas. Posiblemente algunas de estas estructuras acabaron envueltas en esférulas adiposas que flotaban en el agua, por lo que quedaron protegidas de agresiones externas tales como agentes químicos o radiaciones que las destruyeran. Así surgirían los protobiontes, entes que precedieron a los primeros seres vivos y que tal vez ya contaban con cierta actividad metabólica, si bien no con la capacidad de autorreplicarse.

La vida terminó apareciendo cuando dichos entes fueron capaces de realizar copias de sí mismos, había nacido la forma más simple de reproducción. Buena parte de la comunidad científica opina que estas primeras células simples utilizaban como material genético moléculas de ARN y no la doble hélice de ADN, que evolucinaría más tarde como una forma más segura de trasmitir la información genética a la siguiente generación. Estos primeros microbios tampoco respiraban oxígeno, que por aquel entonces era prácticamente inexistene, y obtenían la energía que necesitaban para sustentarse de procesos químicos sencillos, así como de los compuestos que flotaban a su alrededor, por lo que su metabolismo sería rudimentario. En un principio la evolución marchaba a una velocidad increíblemente lenta y durante los siguientes cientos de millones de años apenas si hubo cambios importantes.