Tras los primeros intentos, después de aprobada la Constitución de 1812, el liberalismo moderado emprende definitivamente la construcción del sistema escolar, organizando (1836 y 1838) una enseñanza primaria en dos niveles (elemental y superior). La Ley Moyano (1857) impulsó un modelo político de escuela primaria caracterizado por la centralización, la uniformidad, la gratuidad relativa, la obligatoriedad (desde los 6 a los 9 años). Sus enseñanzas se centran en la lectura, escritura, aritmética, principios de religión y moral, y labores en el caso de las niñas.
Así comienza una acción política en medio de insuficiencias presupuestarias, deficiencias pedagógicas en procedimientos y resultados, e importantes desigualdades para el acceso a la educación y el lento ritmo en el proceso de escolarización. Para la formación del magisterio se crea la Escuela Normal Central de Maestros (1839) y la de Valencia, en 1845, con este primer plan de estudios: religión y moral, lengua castellana, aritmética y elementos de geometría, dibujo lineal, elementos de física, elementos de historia natural, geografía e historia, principios de educación moral, intelectual y física, métodos de enseñanza, lectura, escritura.