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'Startups' españolas a la conquista de Silicon Valley

  • 3 diciembre de 2014
Isidre March

Isidre March, Catedrático de la Universitat de València y profesor del Departamento de Dirección de Empresas de la Facultat d´Economia, ofrece su visión sobre Silicon Valley.

A diferencia de la imagen que se suele proyectar de las startups, no todo es abundancia. Muchas pasan apuros en Silicon Valley, al norte del estado de California (EE UU). Otras, directamente, se vuelven antes de cumplir un año en ese parque temático de las nuevas ideas. Isidre March, catedrático de la Universidad de Valencia, llegó allí por primera vez en 1996, antes de la primera burbuja de las puntocom. “Entonces no encontraba un solo español, pero sí se veía que Internet, tan lejano para nosotros, era la gran apuesta”. Casi dos décadas después, como profesor visitante en Berkeley, ha retomado su labor investigadora con un enfoque distinto: trazar una radiografía de los españoles que deciden trasladar o directamente fundar sus startups en Silicon Valley.

Con una bicicleta como medio de transporte y quedando de café en café, igual que los propios emprendedores, comenzó el retrato robot de estos nuevos pioneros. “Está el que ha estudiado en Silicon Valley o ha trabajado durante años; suele encontrar socios con más facilidad porque sabe seguir los patrones”. En el extremo opuesto se encuentra la gran mayoría. “Suelen llegar con algo que ya tenían en España para intentar que crezca, pero se dan con un alto burning rate”, apunta. Así es como define el alto coste de vida en Silicon Valley. Su consejo, tener un plan. No se trata de desanimar a nadie, pero sí de ser realista: “No tiene sentido venir para hacer prospectiva. Aquí los inversores escuchan siempre, pero que den dinero no es sencillo”.

Lo habitual es encontrarse con empresas que ya llevan en el mercado entre dos y cinco años. Aunque hay excepciones, los miembros de la nueva diligencia son en su mayoría hombres y superan la treintena. “Son brillantes, fundan su empresa alrededor de los 35 años y se vienen con 40”, detalla. Los españoles se reparten por todo el valle, sin una relación formal entre sí o lugares de encuentro para compartir experiencias. El profesor March encuentra un problema añadido: apenas tienen acceso a las aceleradoras o incubadoras. La única excepción es Manos, promovida por Google y con la convicción de que los latinos desempeñan un papel importante en el futuro de la tecnología.

La leyenda de los buscadores de oro tiene un final agridulce. Hubo millonarios, sí, pero los que más se enriquecieron fueron los que les prestaban útiles y servicios, como los vendedores de palas para excavar. De aquella época todavía prevalece una firma que hacía los uniformes de los mineros: Levi’s. Hoy sucede algo parecido con los que alquilan oficinas o venden comida a domicilio, pero los emprendedores españoles quieren romper el estereotipo y estar entre los que encuentran la pepita de oro. Estos son algunos de los que han dado el paso de crear su propia empresa en el corazón de la innovación tecnológica.

Notícia completa El Pais