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El lenguaje figurativo y la lectura, ¿qué sabemos sobre lectores con Trastorno del Espectro del Autismo (TEA)?

Resumen de la presentación realizada por Marta Vergara durante las "VII Jornadas ERI LECTURA: Investigación y Buenas Prácticas en Educación" (Valencia, 18 - 19 de octubre de 2019)

4 de de novembre de 2019

Las dificultades en la comprensión lectora son frecuentes en los Trastornos del Espectro Autista (TEA) (McIntyre et al., 2017; Saldaña, 2008; Tirado, 2013), lo que, sin duda, está interfiriendo en el acceso de esta población a actividades educativas, profesionales o recreativas. En España, la legislación educativa insta a la inclusión en aulas ordinarias de niños y adolescentes con este tipo de trastornos (LOMCE, 2013) lo que se vería favorecido por la equiparación en habilidades instrumentales básicas como la lectura. Sin embargo, existe escasa investigación de calidad sobre cómo estos lectores “leen y comprenden” y cuáles serían las mejores estrategias de intervención (Knight y Satirni, 2015).

El proyecto que presentamos en estas Jornadas (COMTEA, Proyecto Biomed), trata de arrojar luz sobre los procesos que operan durante la comprensión lectora en población con TEA. En particular, nos centramos en dilucidar cómo se procesan las frases hechas durante la lectura.

Una frase hecha, también denominada “expresión idiomática”, es una forma de expresión figurativa en la que un grupo de palabras con un orden fijo (Ej. tirar la toalla) tiene un significado distinto al significado literal de las palabras que lo componen (Ej.  “rendirse” versus “arrojar al suelo una toalla”).

Al parecer, los adultos y niños con TEA puntúan por debajo de sus pares con Desarrollo Típico (DT) en tareas de comprensión de expresiones idiomáticas, tanto a nivel oral como escrito (Kalandadze et al., 2016; Saban‑Bezalel & Mashal, 2019).

Una de las hipótesis propuestas para explicar tales diferencias estaría relacionada con el déficit en coherencia central postulado en individuos con TEA que les generaría dificultades para usar el contexto y, de esta manera, inferir el significado implícito del texto para resolver ambigüedades (Ej. Jolliffe & Baron-Cohen, 1999, Norbury & Bishop, 2002; Snowling & Frith, 1986). Por ejemplo, “tirar la toalla” podría interpretarse literal o figurativamente dependiendo del contexto previo. Si los lectores con TEA tienden a leer palabra a palabra, sin usar el contexto global de un texto, les resultaría difícil interpretar el sentido de “tirar la toalla” dentro de un texto.

En el proyecto COMTEA, hemos diseñado un paradigma experimental que permite medir los efectos del uso del contexto durante el procesamiento de frases hechas como “tirar la toalla” a través del registro de movimientos oculares y la actividad eléctrica del cerebro (EEG) durante la lectura. Para ello, hemos creado frases donde la última palabra se predice fácilmente a partir del contenido. En la mitad de los casos, sustituimos esta palabra por otra no congruente (como por ejemplo, “tirar la pecera”, cuando esperaríamos “tirar la toalla”). El efecto de sorpresa cuando aparece una palabra que no encaja con el contexto puede registrarse y cuantificarse, no solo en movimientos oculares (más fijaciones, mayor duración) sino también con medidas electroencefalográfica como la N400 (medidas obtenida a partir del EEG del participante durante la lectura que sirve para cuantificar el grado de “sorpresa” tras incongruencias semánticas). De esta manera, el efecto de “sorpresa” es una medida directa del uso del contexto previo, y de nuestra habilidad para integrar el significado/interpretación de las palabras con el contexto precedente. Utilizando esta metodología, podremos comparar cómo se integra la información del contexto cuando las frases hechas aparecen en contextos que facilitan su interpretación literal vs contextos que facilitan su interpretación figurativa. Centrarnos en el cómo y no solo en el qué, nos permitirá esclarecer diferencias sutiles en la eficiencia del proceso de comprensión de frases hechas entre lectores con TEA y Desarrollo Típico (DT).

En este estudio, aún en marcha, hemos encontrado evidencias en lectores adultos con DT y niños con TEA de que la sorpresa ante incongruencia semántica es mayor cuando los contextos de las frases hechas conducen a su interpretación literal (cuando “tirar la toalla” significa lanzarla al suelo, y presentamos “pecera” en lugar de “toalla”). Cuando el contexto facilita la interpretación figurativa (cuando “tirar la toalla” significa rendirse, y presentamos “pecera” en lugar de “toalla”), el efecto de incongruencia o sorpresa, no es tan grande. Esto queda reflejado en una respuesta N400 mayor (respuesta del EEG que cuantifica la sorpresa) ante incongruencias en la condición literal comparada con la figurativa (Figura 1). En definitiva, los resultados apuntan a que sí se utiliza el contexto tanto en la versión figurativa como en la literal, tanto en adultos con DT como en niños con TEA. Sin embargo, su uso no parece tan eficiente en integración de la información en los contextos figurativos.

En los próximos meses, se pretende completar la muestra con adultos con TEA y niños con DT que permitan esclarecer si el uso del contexto durante la lectura de frases hechas, se produce con el mismo curso temporal y magnitud en lectores con DT y TEA.

Si te interesa participar en este estudio (como Centro Educativo, Asociación, familiar, etc.), escribe a inmaculada.fajardo@uv.es o marta.vergara@uv.es

Figura 1. Efecto del procesamiento de la incongruencia semántica en frases hechas precedidas por contexto literal versus figurativo. El color rojo indica la distribución topográfica del N400.

Autores:

Marta Vergara, Inmaculada Fajardo, Antonio Ferrer y Ana García Blanco. ERI-Lectura, Universitat de València

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