Labor social del Instituto

Intentos de Unión Nacional

A lo largo del siglo XIX hubo varios intentos de crear asociaciones nacionales de médicos para defender sus intereses y ejercer influencia sobre el gobierno. El Instituto siempre mostró su buena disposición a colaborar, pero la mayoría duraron muy poco o ni siquiera llegaron a ponerse en funcionamiento. Entre estas iniciativas se pueden mencionar El Instituto Médico español, que acabó uniéndose a la Academia de Emulación, perdiendo el calificativo de “español” y renunciando a representar a todas las asociaciones médicas de España. Otra fue el Instituto Médico General de España y sus Islas adyacentes. El Instituto Médico Valenciano nombró a Mariano Delgrás como su representante en esta iniciativa.

Mariano Delgrás

Mariano Delgrás Rivas representó al Instituto en el proyecto de constituir un Instituto General de España y sus Islas adyacentes (1843).

Hubo otros intentos como La Unión Médica (1855), la Asamblea Médica Nacional (1869-1870) y la Asociación Médico-farmacéutica, con juntas provinciales, locales y una central. Se nombró como representante del Instituto en Madrid a Amalio Gimeno. Tras el reconocimiento de los colegios de Madrid, Logroño, Santander, Zaragoza, Tortosa, Alicante y Sevilla se reconoció oficalmente el de Valencia por Real Orden de 19 de diciembre de 1894.

Amalio Gimeno Cabañas

Amalio Gimeno Cabañas representó al Instituto Médico Valenciano en el proyecto de creación de la Asociación Médico-Farmacéutica (1893).

Ayuda a compañeros y defensa del intrusismo

El Instituto ayudó siempre a médicos y farmacéuticos con problemas proporcionándoles auxilio moral y material. En 1853 se creó la Asociación de Socorros Mutuos del Instituto. Su labor no se limitaba a atender a los médicos sino que fue más extensa, como los afectados por las inundaciones en las riberas del Júcar.

Otra de las funciones del Instituto fue defender a los profesionales de los intrusos.

Intrusismo y curanderismo

Una de tantas noticias sobre curanderismo aparecida en Las Provincias (13 de septiembre de 1908). Cuando se creó el Colegio de Médicos en 1894, se encargó de estos asuntos.

Organización de la Medicina rural

Los abusos que se cometían en el ejercicio de la medicina rural fueron denunciados a lo largo del siglo XIX y parte del XX por diferentes grupos. El Instituto solicitó reformas y una nueva organización. Veía en los profesionales de partido la muestra más genuina de la vocación sanitaria y, por tanto, los más dignos acreedores de auxilio y protección. El Instituto elaboró a mediados de siglo una estadística realizada en las tres provincias del Reino de Valencia para demostrar al gobierno que muchos pueblos estaban abandonados en lo que se refiere a la asistencia médica, que en otros era muy deficiente y que muchos estaban en manos de charlatanes y curanderos.

 

Caciquismo

Caricatura que denuncia el caciquismo y el fraude electoral

 

El Instituto invitó a través del Boletín Oficial de la provincia a los ayuntamientos a que, cuando tuvieran alguna vacante de médico titular, consultaran al Instituto para poder elegir a los más idóneos para desempeñar la plaza. Asimismo se  dirigió a los médicos de partido para que se pusieran en contacto con el Instituto ante cualquier problema para que gestionara soluciones con las autoridades.

A partir de ese momento aparecieron publicadas numerosas vacantes que facilitaban datos valiosos para conocer el trato y dotación que tenían los médicos rurales. Por ejemplo, el médico de Siete Aguas recibía al año treinta cahíces de trigo; el cirujano de Villafer treinta cargas de trigo anuales cobradas de los vecinos por él mismo. La de médico-cirujano de Zamora, cuatro mil cuatrocientos reales al año; la del cirujano de Layos (Toledo), "9 reales diarios, sin la obligación de la barba; pero sí sangrías, partos, sacar muelas, excepto en los casos de mano airada” y además 6 fanegas de tierra para sembrar.

El Instituto dirigió a la Reina en 1845 y 1850 informes para la organización de los partidos médicos; ante el retraso de su promulgación se remitió a la soberana una petición para que sacara a la luz el acabado arreglo de partidos haciendo constar que “… el Instituto Médico Valenciano fue la primera corporación que elevó su voz a S.M. suplicándole se sirviese decretar un arreglo de partidos médicos…”. Cuando se aprobó el 15 de abril de 1854, el Instituto declaró socios de mérito por los servicios prestados en el asunto de los partidos médicos a Mateo Seoane, Pedro María Rubio, Mariano Vela, Vicente Asuero, Vicente Oteiza y Manuel Ríos y Pedrasa y una carta de agradecimiento a Felipe Monlau porque éste ya era socio de mérito del Instituto.

El Instituto impulsó a los médicos de partido a que realizaran la topografía médica del pueblo en el que residían y pideron al Gobernador que dotara a todos los pueblos de mesas anatómicas y utensilios para practicar las autopsias. Se insistió repetidamente en que se concediera mayor independencia a los facultativos y que salieran de la tutela de la política y de los caciques.