Elegí este grado porque mi mayor afición era y sigue siendo la edición de vídeos, así como la fotografía, por lo que esta carrera era la que más se adecuaba a lo que quería hacer y a lo que me quiero dedicar. Estudiar Comunicación Audiovisual implica dedicar mucho tiempo a los trabajos académicos, pero también poder pensar ideas para llevar a cabo proyectos más allá de las asignaturas. A menudo, el profesorado nos envía convocatorias de concursos, que nos ayudan a desarrollar nuestro potencial, además de poder aplicar todo lo que aprendemos.

El profesorado cuenta, además, con una preparación específica en cada una de las asignaturas que imparte.

La universidad no solo se resume y se reduce a la carrera. Tenía claro que no quería pasar por la universidad solo para obtener el título. Es por ello por lo que cada año he realizado diferentes actividades. He hecho un curso de guion de cortometraje, me he formado como mentora en el programa Entreiguals, un voluntariado, e incluso he participado dos años consecutivos en Motivem, un programa de la Universitat que consiste en desarrollar una idea que cubra una necesidad social. La universidad tiene muchas cosas que ofrecernos si nos interesamos en descubrirla.