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Instituto Confucio
VOLUMEN 18 | Nº3 MAYO 2013
Hangzhou, la población de la ciudad
alcanzó en 1275 casi los dos millones
de habitantes, los cuales vivían entre
edificios de madera de hasta cinco al-
turas y callejuelas intrincadas. Cuando
en esta época Marco Polo (1254-1324)
escribió sobre esta urbe dijo de ella:
“Es
la Ciudad del Cielo, la más bonita y ma-
jestuosa del mundo. Tiene diez mercados
principales, siempre rebosante de víveres,
corzos, venados, ciervos, liebres, perdices,
faisanes, codornices, gallinas, patos y ocas,
con toda clase de verduras y frutas, hasta
hay enormes peras que pesan diez libras
la pieza. Todos los días se vende una gran
cantidad de pescado traído del océano,
así como de peces de agua dulce”
. Estas
palabras nos aportan una idea de lo
impresionante de Hangzhou en aquélla
época.
Tras este periodo y después de que
los mongoles instalaran la capital de
China en Beijing, Hangzhou pasó a un
segundo plano aunque conservando su
importancia comercial y social. Durante
el Alzamiento Taiping (1861-1863) la
ciudad fue casi destruida por completo
cuando fue tomada por los seguidores
del Reino Celestial de la Gran Paz, aun-
que después las tropas imperiales se hi-
cieron nuevamente con ella. A pesar de
eso, ya nunca más recuperó el esplendor
que tuvo anteriormente finalizando así
su importancia comercial y financiera.
Desde 1949 se le dio un nuevo impulso
y la ciudad ha crecido hasta convertirse
en la imponente urbe que es hoy en día.
Atracciones turísticas
Hangzhou alberga una serie de impor-
tantes lugares históricos que hace que
cada año sea visitada por más de veinte
millones de turistas nacionales y extran-
jeros. Uno de sus mayores atractivos
turísticos son la seda y el té –la variedad
más reconocida y tradicional es el té
verde Longjing (
龙井茶
)-, productos
ambos que gozan de tener la mayor
fama de todo el país.
La seda de Hangzhou posee una
gran reputación tanto en China como
EN PORTADA
CERCA DEL TEMPLO
DEL RETIRO DEL ALMA
SE ENCUENTRA EL
MONTÍCULO DE PIEDRA
CALIZA FĒILÁIFĒNG O
"COLINA QUE VOLÓ HASTA
AQUÍ", DE 168 METROS
DE ALTURA Y CON
FORMAS CAPRICHOSAS
QUE RECUERDAN A UN
DRAGÓN VOLANDO, A UN
ELEFANTE CORRIENDO, A
UN TIGRE RUGIENDO Y A
UN MONO SALTANDO