La única forma de evitar el plagio consiste en otorgar el crédito necesario, citando las fuentes originales o la procedencia de la información utilizada. Existen dos procedimientos que podemos utilizar en el proceso de redacción de los textos, que en todo caso conviene resaltar que siempre requieren de la inclusión de referencias bibliográficas necesarias.
Dos estrategias esenciales: parafrasear y citación literal
Parafrasear
Consiste en repetir las ideas recogidas en otro documento o fuente de información, pero expresadas con las propias palabras. Asimismo, se limita generalmente a resumir o sintetizar la información más relevante o que resulta significativa en relación con la temática que se está tratando, pudiendo compararse esa información con otros contenidos originales o expresar valoraciones u opiniones personales. Se debe, en cualquier caso, citar siempre la procedencia o la fuente original de las ideas utilizadas por otros autores o autoras.
Citar literalmente
Consiste en reproducir de forma literal, una frase o párrafo de otro documento o fuente de información, indicando que se trata de una repetición idéntica de palabras expresadas previamente, bien mediante sangrados o entrecomillando las palabras citadas literalmente. Se debe, en cualquier caso, citar siempre la procedencia o la fuente original de las citas literales reproducidas de otros autores o autoras.
Mencionar o aludir una idea o contribución de otro autor/a
Una tercera opción consiste en reconocer una contribución o idea de otro autor/a, limitándose simplemente a mencionar o aludir al autor/a de esa idea.
Indicar siempre la procedencia de la información
Todos los procedimientos descritos, la paráfrasis, la citación literal y la alusión de una idea de otro autor/a, se deben acompañar siempre de una llamada, nota o alusión en el texto que remita al listado donde se recojan referencias bibliográficas completas de los documentos o fuentes utilizadas, siguiendo el formato de citación elegido (en APA se utiliza el llamado sistema autor-año y en Vancouver una numeración secuencial).
Con carácter general siempre es preferible utilizar la paráfrasis a la citación literal, quedando reservada esta última para recoger definiciones, sentencias o conclusiones relevantes, reproducir fragmentos literales de documentos legislativos, etc.
En ocasiones no es necesario recurrir ni a parafrasear ni a las citas literales, por ejemplo, cuando se reproduce una imagen o una tabla de otra fuente si es de libre uso o se tiene el permiso para ello, basta con indicar la fuente de procedencia de la información.
Finalmente, es importante tener presente que cuando se aportan ideas muy generales o descripciones de aspectos muy conocidos y aceptados en un determinado ámbito del saber no se debe citar o referenciar.
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