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¿Qué es el plagio?

Plagio y deshonestidad académica

Resulta fácil componerse una idea general informal acerca de qué es el plagio en el ámbito académico, que puede ser definido como copiar textos o ideas ajenas haciéndolas pasar como propias.

Entre el alumnado, esta práctica pasa generalmente por efectuar “copia-pegas” de información extraída de Internet como forma de plagio más extendida en la actualidad en relación con la presentación de trabajos académicos (Sureda et al., 2013).

El plagio constituye una transgresión grave de los principios de la ética académica fundamentados en que un trabajo “representa un contrato implícito entre el autor del trabajo y sus lectores, de tal forma que el lector asume que el autor es el único creador del trabajo escrito y que cualquier material, texto, dato, o ideas procedente de otros está claramente identificado de acuerdo con convenciones académicas tales como notas, textos con sangría o comillas” que reflejan la procedencia del material mediante citación directa, parafraseado o resumen (Roig, 2015).

En cualquier caso, es importante resaltar que el plagio constituye tan solo una de las principales manifestaciones de un fenómeno mucho más amplio y complejo, la deshonestidad académica, que abarca conductas de índole muy diversa.

La deshonestidad académica puede ser definida como cualquier práctica contraria a los principios éticos (formales o tácitos) que rigen el funcionamiento de la Ciencia, de una disciplina, o las pautas fijadas por las instituciones que se dedican a la docencia e investigación.

Integridad académica

El International Center for Academic Integrity (ICAI), fundado para combatir el engaño, el plagio y la deshonestidad académica en el marco de la educación superior define la integridad académica como “el compromiso personal e institucional con seis valores fundamentales y los principios que emanan de esos valores: honestidad, confianza, justicia, respeto, responsabilidad y coraje” (ICAI, 2014)

- Honestidad.

Las comunidades académicas de integridad promueven la búsqueda de la verdad y el conocimiento a través de la honestidad intelectual y personal en el aprendizaje, la enseñanza, la investigación y el servicio.

- Confianza.

Las comunidades académicas de integridad fomentan y promueven climas de confianza mutua. Los climas de confianza alientan y apoyan el libre intercambio de ideas que a su vez permiten que la investigación académica alcance su máximo potencial.

- Justicia.

Las comunidades académicas de integridad s establecen expectativas, estándares y prácticas claras y transparentes para apoyar la imparcialidad en las interacciones de los estudiantes, el profesorado y los administradores.

- Respeto.

Las comunidades académicas de integridad valoran la naturaleza interactiva, cooperativa y participativa del aprendizaje. Honran, valoran y consideran diversas opiniones e ideas.

- Responsabilidad.

Las comunidades académicas de integridad se basan en los fundamentos de la responsabilidad personal, junto con la voluntad de los individuos y grupos de liderar con el ejemplo, mantener estándares mutuamente acordados y tomar medidas cuando se encuentran con irregularidades.

- Coraje.

Para desarrollar y mantener comunidad de integridad, se necesita más que creer simplemente en los valores fundamentales. Traducir los valores de los puntos de conversación a la acción, defenderlos frente a la presión y la adversidad, requiere determinación, compromiso y coraje.

“Una violación de la integridad académica se puede definir de forma simple como cualquier comportamiento que socava los valores, normas y prácticas de integridad académica. En términos más concretos, incluye pero no se limita, el plagio, las trampas en exámenes o tareas, la suplantación en exámenes, la colusión, el robo del trabajo de otro alumno, el sabotaje del aprendizaje o de la evaluación de otro alumno, pagar a un tercero por las tareas, descargar tareas completas (o partes de las tareas) desde Internet (incluidos los sitios para compartir archivos), la falsificación de datos, la tergiversación de registros y las prácticas fraudulentas de investigación y publicación” (Bretag, 2018, pag. 2).

La credibilidad del sistema académico y de todas las personas implicadas en su desarrollo se sustenta en la integridad y su logro atañe a todos los actores involucrados en el proceso, los estudiantes, los profesores, las instituciones y la administración en su conjunto. Su trasgresión resta valor y legitimidad a las instituciones; supone una situación de injusticia al degradar el sistema de crédito y recompensa al situar a aquellos que trabajan con honestidad en una situación de desventaja y atribuir injustamente un conocimiento que no poseen a aquellos que la cometen permitiéndoles acceder a puestos de responsabilidad que no merecen; y constituye una amenaza que puede quebrar la confianza de la sociedad en el sistema de enseñanza superior.