¿De qué manera contribuyen los aficionados a la ciencia?
A lo largo del siglo XIX, la paulatina profesionalización y especialización de la ciencia generó tensiones y alianzas entre los nuevos profesionales y los denominados científicos amateurs. Estaban en juego cuestiones relacionadas con el control de las prácticas científicas, el reconocimiento social y la autoridad. Sin embargo, los ámbitos de actuación de unos y otros a lo largo de la historia de la ciencia resultan difíciles de delimitar, en particular desde el punto de vista de la producción y difusión del conocimiento científico.
Astronomía y astrofísica
La astrofísica se desarrolló a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX fuera de los muros de las universidades, en observatorios privados que aplicaron de manera innovadora a la observación celeste nuevas técnicas como la fotografía y la espectroscopia. En la mayoría de los casos, se trató de aficionados a la astronomía que pudieron tomar riesgos en la investigación experimental y especulativa acerca de la naturaleza física y química de los planetas y las estrellas.
Meteorología
A lo largo de los siglos XVIII y XIX los instrumentos meteorológicos se incorporaron a los hogares de las clases más acomodadas. La adquisición y uso de este material permitió el desarrollo de observaciones realizadas por aficionados a la meteorología que resultaron decisivas tanto para una mejor comprensión de los fenómenos meteorológicos como para la divulgación de la disciplina, llegándose a crear redes de observatorios de amateurs que actuaron como auténticos servicios meteorológicos.