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Las alquerías, conjuntamente con las barracas, son el tipo de vivienda más conocido y también el más tradicional de l’Horta de Valencia. Representa la forma de vivienda agrícola por excelencia de este territorio, caracterizada por reunir tanto las dependencias para la familia que vivía como las necesarias para el cultivo de la tierra, conservación y almacenamiento de las cosechas y también espacio para los animales y utillaje agrícola. En este sentido representa normalmente una residencia de mayor categoría económica y social frente a las personas que sólo podían vivir y trabajar en una barraca. También tenemos que tener en cuenta que la alquería representa la forma de poblado disperso entre los campos cultivados, contrapuesta en este sentido a la forma de vivir en poblado concentrado que representa los pueblos.

Pero cuando hablamos de alquerías de l’Horta debemos tener en cuenta que no siempre han tenido el mismo significado como vivienda ni tampoco han existido las mismas a lo largo de los siglos. La palabra alquería nos vienen desde la antigua lengua árabe y de los orígenes de la misma Horta de Valencia en tiempo de los musulmanes: un grupito de casas, pocas, de cuatro a cinco a, en casos más grandes, hasta cincuenta o sesenta.

Fue a partir de la nueva conquista y reparto de Valencia por el rey Jaume I en el siglo XIII cuando los nuevos repobladores cristianos de l’Horta tendieron a vivir mayoritariamente en algunas de ellas sólo, de tal manera que formaron pueblos concentrados más grandes y que,  en casi todos los casos, son los pueblos y municipios actuales de l’Horta de Valencia.

Sin embargo, no desaparecieron totalmente las casas dispersas porque algunas de ellas se mantuvieron como propiedades de mayor categoría económica envueltas por los campos que le pertenecían, a menudo en manos de nobles, burgueses o eclesiásticos residentes en la ciudad de Valencia. Fueron estas propiedades, casas grandes, con bodegas, graneros y otras dependencias las que acabaron recibiendo el nombre común de alquería durante la Baja Edad Media y la época Moderna, tal como se puede constatar en la documentación de la época, mientras que las sencillas casas dispersas de los labradores eran llamadas simplemente casas o barracas.

En realidad ha sido sólo en los últimos tiempos, entre los siglos XIX y XX, cuando el término alquería ha pasado a designar cualquier casa  habitada construida de forma aislada en l’Horta. Las razones tienen que ver con la generalización de la pequeña propiedad agraria durante el 1800, que llevó a que parte de la gente pasara a vivir en las hanegadas de tierra que poseía.

Igualmente ha contribuido a la proliferación de alquerías en l’Horta el notable crecimiento demográfico de los últimos dos siglos, de tal manera que hoy en día asociamos toda casa en l’Horta con una alquería, y todas ellas en una densidad considerable que no siempre había sido así. En época medieval y moderna el número de alquerías fue limitado y l’Horta no estaba tan poblada como en el último siglo. Por eso, el interés en identificar cuáles son las construcciones más antiguas, los diversos tipos de construcción y sus cambios en el tiempo, todo con el objetivo de poder evaluar las que representan un mayor valor patrimonial para nuestra sociedad actual.