En 2003 se creó la ETSE para agrupar las titulaciones de ingeniería impartidas desde algunas facultades del campus. Dos años más tarde, en 2005 Francisco Candel y Luis Carratalá redactaban el proyecto para la nueva escuela, que se inauguró en 2011. Se propone un conjunto de desarrollo horizontal, que contrasta con la verticalidad y el carácter compacto que predomina en los edificios docentes del campus. El edificio se concibe con una estructura modular, formada por cinco pabellones longitudinales dispuestos en paralelo. Estos bloques se separan entre sí mediante jardines arbolados que favorecen la iluminación natural de los espacios interiores. El primero de ellos alberga la dirección de la escuela, secretaría y espacios administrativos. Los cuatro edificios restantes, de idéntico diseño, dedican los dos niveles inferiores a aulas y laboratorios docentes, mientras que las dos últimas plantas están ocupadas por laboratorios de investigación y departamentos. Un eje transversal, que parte del acceso principal, comunica todos los bloques mediante calles articuladas en diferentes niveles. En el nivel inferior se conforma una amplia plaza abierta a modo de ágora, donde se sitúa la cafetería y otros espacios comunes para uso del alumnado. Esta concepción modular, tan del gusto moderno, posibilita un crecimiento posterior añadiendo nuevos cuerpos de edificios sobre el solar posterior disponible, lo que permite mantener la unidad formal y constructiva de todo el conjunto.

La planta longitudinal, la situación de las circulaciones verticales en los extremos y el uso de la estructura metálica en los alzados otorga una gran flexibilidad a la hora de articular y compartimentar los espacios interiores según las necesidades. En el exterior se combinan los muros de hormigón blanco con amplios ventanales continuos que recorren las fachadas en toda su longitud. Estos, a la vez que contribuyen a remarcar la horizontalidad de los volúmenes construidos, permiten establecer una agradable relación visual con las zonas ajardinadas exteriores.

En la fachada del pabellón de dirección, recayente a la vía pública, y en las dos plantas superiores de los cuatro cuerpos restantes, las ventanas se cubren con planchas metálicas microperforadas, que permiten una buena iluminación y a su vez regulan el clima al filtrar el paso del sol.