En 1972, ante el incremento de la demanda y la mayor especialización en los estudios universitarios, surge la necesidad de construir un nuevo campus donde ubicar las facultades de Ciencias. La crisis del petróleo de 1973 propició una revisión a la baja del proyecto inicial por parte del Ministerio de Educación, que se tradujo en una reducción de volúmenes y calidades que afectaron a los primeros edificios. No ocurre lo mismo con las construcciones posteriores, que conforman una interesante muestra de las diversas vertientes de la arquitectura moderna, que comprenden desde el racionalismo posterior a Moreno Barberá hasta llegar a incipientes expresiones de la posmodernidad.