Las actuales facultades de Derecho y de Economía, en el campus de Tarongers, fueron proyectadas por los arquitectos Vicente González Móstoles y Alejandro Pons Romaní como edificios gemelos de idéntica volumetría y criterios de organización espacial. El proyecto inicial se articuló a partir del concepto de departamento o área de conocimiento sobre el que se basaba el nuevo modelo universitario, previsto por la entonces vigente Ley de Reforma Universitaria (LRU) y no tanto por el de facultad que terminaría imponiéndose. De esta manera se explica su denominación inicial como Edificio Departamental Este, que además de los departamentos propios de la Facultad de Economía, acogía el Departamento de Sociología.

El modelo de nuevo edificio universitario se concibe con sótano, destinado a aparcamiento, planta baja, entresuelo y cinco pisos. La planta baja ocupa un área rectangular, dividida longitudinalmente en dos zonas. El lado sur es un hall completamente diáfano, sobre el que recaen los servicios y espacios comunes de la facultad que ocupan el lado norte, como secretaría, salón de actos o cafetería. En el entresuelo se sitúan el decanato, sala de juntas y otros espacios de reuniones.

Los cinco pisos se articulan con una estructura lógica en forma de peine, con un cuerpo longitudinal donde se sitúan aulas para seminarios, oficinas y otros servicios de los departamentos docentes. A este volumen se añaden en perpendicular otros seis cuerpos ocupados por despachos para el profesorado situados a ambos lados de un pasillo central, que conecta con el gran eje principal. Al mismo se adosan los núcleos de comunicación vertical en forma de prisma de planta cuadrada. Uno de sus cerramientos es de pavés traslúcido, lo que permite disponer de abundante luz natural.

Estos edificios se caracterizan por la repetición de elementos, la monumentalidad y el recurso a las formas simples y nítidas. Lenguaje cercano al neoclasicismo con formas geométricas primarias, ritmo compositivo de gran sobriedad y monotonía. Este rigor clasicista organiza el espacio de las fachadas con una sucesión de ventanas. El contraste entre luces y sombras que se produce durante las horas de exposición solar potencian la volumetría del conjunto.