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Blanco sobre negro

El problema de visión de Emiliano Borja no ha sido ningún impedimento para ejercer su profesión docente e investigadora. Este profesor de Derecho Penal, catedrático desde el 2010, trae veintiséis años impartiendo clases en la Universitat de València a pesar de una enfermedad congénita que le ha reducido la capacidad visual a un cinco por ciento. Lo ha conseguido porque tiene una gran fuerza de superación, pero también gracias a los recursos que ponen a su alcance servicios como por ejemplo la Unidad para la Integración de Personas con Discapacitado (UPD) de la Universidad y organizaciones como la ONCE, a las cuales, dice, siempre estará agradecido.

27 de febrero de 2013

“Cuando una persona tiene una discapacidad, el primero que tiene que hacer es reconocerla. Yo también tuve mis problemas al principio, porque siempre lo intentas ocultar; pero una vez que la has asumido, tienes que hacer que el resto la vea porque te comprendan mejor. Y, por eso, el bastón es para mí un elemento fundamental, tanto para eliminar obstáculos como por su función simbólica”, afirma Borja.

Emiliano Borja utilitza una lupa per a veure el mòbil.
Emiliano Borja utilitza una lupa per a veure el mòbil. Foto: Miguel Lorenzo

 

Así, con su bastón, lupas, una *tableta y un teléfono móvil, Emiliano Borja se dirige cada día a la Facultad de Derecho de la Universitat de València, al Campus de los Naranjos, para encontrarse con sus alumnos de Política Criminal, Derecho Penal y del Máster en Derechos Humanos. “El primero que los dique cuando me presento es que soy una persona invidente y los garantizo que tendrán la misma docencia y evaluación que el resto de sus compañeros. En este sentido, no  habrá diferencias, pero tampoco en calidad”, señala.

Los estudiantes de Emiliano sólo tienen que tener en cuenta algunas peculiaridades: “Avisadme cuando paseo por los corredores del aula, porque yo no veo los cables de vuestros ordenadores y, por favor, no levantáis la mano para pedir turno de palabra, sino que tenéis que hablar en voz alta directamente. En mi caso, rompemos esa regla y ya está”, los explica.

El professor s’ajuda del bastó per a impartir classe.
El profesor se ayuda del bastón para impartir clases. Foto: Miguel Lorenzo

 

Según cuenta el profesor Borja, estas indicaciones dejan el alumnado “sorprendido”. “Al principio, se muestran temerosos, pero el segundo día de clase ya no hay ningún problema. Agradecen que haya sido sincero con ellos”, reconoce. Además, cuenta con su apoyo constantemente: “Se ha dejado las ojeras junto al bastón; tenga cuidado, profesor, que la puerta está medio abierta y se puede hacer daño...”, me avisan. “Pienso que mi discapacidad, incluso, facilita un poco la enseñanza porque genera una gran capacidad de respeto entre el alumnado”. Una experiencia que, para Emiliano Borja, ha sido muy buena: “Mucho mejor que cuando no he querido que ellos lo supieron por miedo que me consideraron un profesor inferior”, confiesa.

De coleccionista de lupas a guru de las nuevas tecnologías

El trabajo investigador y docente de Emiliano Borja es posible gracias a una serie de recursos tecnológicos de los cuales dispone a través de programas de apoyo de varias organizaciones, especialmente de la UPD y la ONCE. “Yo remarco dos notas de estos servicios: su gran profesionalidad y su trato exquisito”, dice.

En el seu despatx, Emiliano Borja té una telelupa que li permet llegir llibres en l’ordinador.
En su despacho, Emiliano Borja Foto: Miguel Lorenzo

Emiliano ha convertido la necesidad de utilizar estos recursos en una afición: el coleccionismo. Hace veinticinco años, por ejemplo, la tecnología adaptada con que trabajaba eran las lupas. “Igual que empecé a comprarme muchas porque me ayudaban a ver y ahora las colecciono, hago el mismo con la tecnología”, afirma. Desde de entonces, la tecnología ha evolucionado y con ella la afición de Emiliano: “Siempre estoy investigando para saber como me puede ayudar en mi tarea docente e investigadora, y en mi vida diaria”.

El Departamento de Derecho Penal de la Universitat de València le proporcionó en su día una telelupa que, conectada al ordenador, digitaliza los textos para leerlos en una pantalla gigante. “Puedo aumentarlos todo el que quiera y, el más importante, puedo hacer que el fondo sea negro y la letra blanca”. También tiene unas superulleres y un apoyo que facilita el desplazamiento de grandes volúmenes para leerlos mediante la telelupa.

Un escáner que convierte textos a Word y que, además, los traslada de manera oral, un GPS que le permite desplazarse libremente por la ciudad y un reloj con cronómetro que le facilita el control de los tiempos de examen son algunas piezas que le dio la ONCE. “Para el GPS sólo necesito unos auriculares y el reloj me facilita, incluso, la vida casera: va ninguno atrás y para cocinar me viene fenomenal! Todo es oral”, puntualiza.

Por otro lado, la UPD, dependiente de la Fundación General de la Universitat de València, es un servicio universitario pionero en atención al profesorado (PDI) con discapacitado. Según los datos recogidos en su última memoria, en el presente curso, 2012-2013, atiende cincuenta personas, entre las cuales Emiliano Borja.

Dentro de este colectivo, el grupo más numeroso es el que incluye enfermedades orgánicas, lo cual representa el 42%. Aquí se encuadran enfermedades tumorales y de etiología cardiovascular. El 36% corresponde al grupo que presenta discapacitado motriz; el 8%, pluridiscapacidad con problemas de salud derivados; el 6% y el 2% representan discapacitado visual y auditiva, respectivamente; y el 6% del total pertenece a un grupo con problemas de salud que no se pueden encuadrar en las clasificaciones anteriores.

“Ahora, entre la UPD y la ONCE están adaptando mi puesto de trabajo”, apunta Emiliano. La UPD le ha facilitado un ordenador portátil con una “pantalla enorme” que Emiliano utiliza, básicamente, para impartir conferencias o como apoyo en las reuniones. Pero el apoyo tecnológico que le ha supuesto el descubrimiento más importante es la tableta. “Lo adquirió a través de la UPD. Es un iPad que me ahorra todo el esfuerzo memorístico que tenía que hacer antes. El portátil era muy pesado para llevarlo a clase, así que memorizaba tanto el Código Penal como la lista de alumnas, por ejemplo. Ahora, en cambio, puedo acceder a cualquier texto o imagen en cualquier formato”, matiza.

El compromiso adquirido por la Universitat de València, a través de la UPD, con la equiparación de oportunidades para todos los miembros de la comunidad universitaria se refleja a diario mediante estas personas (alumnas, profesores, personal de administración y servicios…) y también en actividades, como por ejemplo las Primeras Jornadas sobre Accesibilidad y Universidad que se han celebrado esta semana en la Facultad de Filología, Traducción y Comunicación, con la colaboración de la Fundación Vodafone España. Un encuentro que ha servido para debatir sobre la importancia de avanzar en la adaptación de las nuevas tecnologías a las necesidades de las diferentes discapacidades para facilitar la integración absoluta de este colectivo de personas en el ámbito universitario, en principio, y en el mundo profesional, después.