Tamara Icardo no ha podido revalidar el título que conquistó el año pasado, al caer en la final ante la pareja número 1 en el ranquin mundial. La dupla hispano-argentina no se lo puso fácil a la formada por la madrileña y la menorquina, Ale Salazar y Gemma Triay. El  despliegue de golpes y la defensa de ambas parejas ofrecieron una espectacular lucha por ganar cada punto durante un encuentro de 3 horas y 31 minutos que hizo vibrar al público valenciano.

Fue una final de infarto y, aunque en esta ocasión la valenciana no pudo alzarse con el título, demostró estar a un gran nivel  tras su lesión, de la que según ella está recuperada al 80%. “Estoy dando el 100% de mi 80% y concentrándome en disfrutar” señalaba Tamara. La vimos en pista con más ganas que nunca y haciendo gala, como siempre, de una actitud positiva basada en el esfuerzo y la dedicación. 

A sus 25 años, el  palmarés de la jugadora valenciana y egresada de la Universitat de València, va más allá de los dos títulos del World Padel Tour (Santander y València), también puede presumir de ser la primera valenciana de la historia en ser convocada para la selección española y recientemente ha sido galardonada con el premio al mérito deportivo del Ayuntamiento de València. 

"Empecé con el tenis a los 6 años, mi primer deporte, y a los 14 me cambié al pádel porque en mi familia todos lo juegan. Fue mi hermano Sergio, 6 años mayor que yo, y que también juega los circuitos profesionales, quien me regaló unas clases, y me enganchó para siempre" rememora la valenciana.Tamara estudió en la Facultad de Magisterio de la Universitat de València, donde se graduó en 2020. Recuerda la etapa de estudiante con cariño pero tampoco olvida el gran esfuerzo que le supuso compaginar ambas carreras: “entrenar diariamente 4 o 5 horas y al mismo tiempo afrontar trabajos, exámenes, prácticas… no fue fácil, en EEUU se dan más facilidades a los deportistas de élite, pero aun así valió la pena y cuando me retire del pádel estaré encantada de ejercer como maestra en un colegio”.

A lo largo de esta edición del World Padel Tour Tamara ha vuelto a la Universitat de València, que ha sido subsede del torneo internacional. “Cuando estudiaba Magisterio en la Universitat de València solía entrenar en la pista de pádel del Campus de Tarongers, además de en mi club. Para mí es un lujo poder jugar en las instalaciones de la UV y en la Fonteta, los victorias en casa siempre saben mejor”, señala la valenciana. 

Jugadora de revés, con 1,78 metros de altura, ocupa el puesto 10 en el ranking mundial de pádel. Pero no todo han sido éxitos en la carrera deportiva de Tamara, esta temporada empezó con una lesión en su mano derecha que la sacó de la competición. “En esos momentos es cuando hay que mostrar fortaleza mental, las lesiones son parte de la vida de un deportista hay que tener paciencia con la rehabilitación, ganar confianza poco a poco, recuperarse y volver con más fuerza. Una vez en la pista, si siento alguna molestia intento no pensar en ello y sobretodo desbloquear los malos recuerdos de cuando me lesioné”, explica Tamara. 

Esfuerzo, disciplina y trabajo son parte de la filosofía de vida de Tamara, unas cualidades que la han llevado a lo más alto del mundo del pádel, en tándem con la jugadora argentina: "vivo en Valencia, me encanta esta ciudad y no me planteo mudarme, pero viajo mucho a Madrid para trabajar con Delfina. Es un gran esfuerzo, lo bueno es que todo ese trabajo que estamos haciendo nos está dando buenos resultados y estamos disfrutando muchísimo", explica. 

Finalizado el World Pádel Tour, Tamara tiene muy claro qué viene ahora: “Mi objetivo es centrarme en seguir trabajando, en recuperarme al 100% de la lesión, sentirme cómoda, volver a encontrar mi juego, recuperar sensaciones y sobretodo disfrutar”, sentencia la campeona de pádel.