Javier Palao: “Si no tenemos más plantilla, habrá que reducir los ‘numerus clausus’”

  • 30 marzo de 2018
 
Javier Palao

Anna Boluda. Fotos: Miguel Lorenzo

Francisco Javier Palao es el nuevo decano de la Facultad de Derecho de la Universitat de València. Profesor titular de Historia del Derecho, director de la Cátedra de Derecho Foral Valenciano y vicedecano en el anterior mandato, Javier Palao tiene como objetivos rejuvenecer al profesorado, reformar el plan de estudios del Grado de Ciencias Políticas y de la Administración y mejorar la participación del estudiantado en las decisiones de la facultad. El obstáculo principal es la falta de presupuesto, que podría llevar a tener que reducir los ‘numerus clausus’ en alguna titulación.

–¿Cuáles son los objetivos que tenéis en cuanto a la docencia de grados y posgrados?
–El objetivo principal y más inmediato es la reforma del plan de estudios del Grado de Ciencias Políticas y de la Administración, y también implantar un Máster en Ciencias Políticas. En los otros grados, y ya para más adelante, queremos adaptarnos a las nuevas necesidades formativas que estamos detectando en Derecho: por ejemplo, como profesionales necesitarán muchas habilidades comunicativas y en esto ahora mismo no estamos formando, pero queremos hacerlo. Y probablemente implantaremos un nuevo Máster de Derecho Administrativo, conectado con el Máster de Abogacía. En Criminología tenemos un problema, porque hay mucho profesorado asociado y esto comporta una reducción de la calidad de la docencia y de la empleabilidad de los graduados, y se tiene que solucionar.

–¿Y en cuanto a la investigación?
–En cuanto a la investigación, esta facultad tiene un problema grave: no se valora lo que hacemos. Nuestra investigación se basa mucho en bases de datos, lecturas, revistas…, pero las bibliotecas dependen del Vicerrectorado de Cultura, y no del de Investigación, y pensamos que no tendría que ser así. En Ciencias Sociales, que es nuestro caso, las bibliotecas son herramientas básicas de investigación. El otro problema es que se habla poco de lo que hacemos, y uno de los objetivos de este decanato será visibilizar la investigación que llevamos a cabo que, además, suele ser de temas de gran interés social. Hacemos estudios sobre desahucios, por poner un ejemplo, con propuestas de solución que se pueden aplicar, pero que no aparecen en ninguna parte. Queremos hacer una página web potente y mostrar todas estas aplicaciones prácticas.

Javier Palao

–¿Qué planes tenéis de cara a la incorporación de alumnado nuevo?
–Se tendrá que discutir en la Junta de Facultad, pero creo que tenemos que estudiar una reducción de los numerus clausus. En algunos momentos del curso llegamos a tener un cuarenta y cinco por ciento de profesorado asociado, y esto hace bajar significativamente la calidad de la docencia. O arreglamos los problemas de plantilla y podemos contar con más profesorado o, seguramente, habrá que reducir el número de estudiantes. Sabemos que hay demanda. El Máster de Abogacía, por ejemplo, con 200 plazas, es el máster presencial más grande de España, y si ofertáramos el doble también lo llenaríamos. Y en Ciencias Políticas y en Criminología podríamos hacer incluso un tercer grupo en cada caso. Pero no tenemos profesorado para cubrir esta demanda.

–¿Cómo se podrían solucionar los problemas de plantilla?
–Tenemos una plantilla de profesorado con una edad media de más de 53 años, muy alta. Y hay que rejuvenecerla. Además, este profesorado con vinculación permanente casi no llega al cincuenta por ciento del total, el resto es profesorado asociado. Y esto solo puede cambiar con una dotación de plazas de ayudante y de ayudante doctor. Aquí tenemos un problema de pérdida de talento continuamente: la gente hace la tesis doctoral y, como no encuentran sitio en la Universitat, se van a grandes despachos de abogacía, o hacen oposiciones para puestos de la administración. Y perdemos toda esta gente tan buena. Además, arrastramos un déficit estructural de más de diez mil horas. Nos faltan cuarenta profesores a tiempo completo. Ya sabemos que será imposible tenerlos a todos, pero con la mitad ya podríamos reducir los asociados a un centenar en lugar de los más de doscientos que tenemos ahora. Por otra parte, este profesorado asociado tiene que cobrar bien para poder dar clases en condiciones. Por ejemplo, ahora mismo en el Máster de Abogacía coinciden profesores externos y profesores asociados: unos cobran 70 euros por hora y los otros 5 o 6 euros por hora. Y esto, inevitablemente, se nota en las clases, porque los asociados ponen mucho su parte, pero todo tiene un límite.

–¿Qué necesidades tiene la facultad en cuanto a las instalaciones?
–Lo primero que haría falta es acabar el Campus dels Tarongers, que se hizo deprisa y corriendo y ha tenido una gestión que es un desbarajuste: hemos perdido el jardín del medio, no hay espacios comunes donde los estudiantes puedan hacer actividades… Lo primero que le hemos pedido a la nueva rectora es un edificio de servicios, que ya estaba diseñado desde el 1993 y no se hizo. También nos haría falta un salón de actos en condiciones: el más grande del campus es de doscientas plazas, y a menudo hacemos conferencias y actos en los cuales tenemos que limitar el aforo, cuando podría asistir mucha más gente. Hemos invitado a personas como Baltasar Garzón, Pablo Casado o Íñigo Errejón y nos vemos obligados a dejar gente fuera porque no cabemos. Somos el único campus sin una sala grande.Por otra parte, ahora tenemos un aula de juicios que podríamos mejorar para que fuera como una sala de verdad de la Ciudad de la Justicia, cosa que nos permitiría traer juicios reales y hacerlos aquí, como ya hacen otras muchas universidades, porque es una práctica fantástica para el estudiantado. Pero para ello hace falta un dinero que no tenemos. Tenemos muchas ideas de innovación, hemos conseguido poner en marcha una clínica jurídica, pero la falta de presupuesto nos limita e impide hacer más cosas.

–¿Cómo tenéis pensado mejorar las medidas de igualdad en la facultad?
–Tenemos un gran compromiso con la igualdad y todo un departamento, el de Filosofía del Derecho, que trabaja muchos temas sobre esto. La mayoría del equipo del decanato son mujeres, siempre observamos la paridad y tenemos presentes las cuestiones de género. Para ir más allá, creemos que podría cambiar la manera en que el profesorado elige el horario. Ahora se hace por jerarquía y antigüedad, pero se podría tener en cuenta la situación personal de quien tiene que cuidar niños, personas dependientes o personas mayores. Queremos dar prioridad a quien se encarga de estas tareas, que normalmente son mujeres, pero no sé si será posible. En mi departamento ya lo intentamos, pero lo tuvimos que parar por el reglamento interno de la institución. La Universitat está muy centralizada, los decanos en realidad somos gestores, pero tenemos poco de margen de maniobra. Podemos tener ideas muy nuevas, pero no es fácil ponerlas en marcha.

–Uno de vuestros objetivos es mejorar la comunicación con los representantes del estudiantado. ¿Cómo lo haréis?
–El alumnado de este campus es más del cuarenta por ciento del alumnado de toda la Universitat de València, y es nuestra fuerza. Pero el campus lo echa: no hay espacios de convivencia, la gente se va cuando acaba las clases. Queremos un campus que anime a la gente a quedarse y hacer otras cosas, actividades culturales y sociales. Esto permitiría dinamizar mucho más el estudiantado y lo podría implicar más para que ayude a diseñar un campus que le sea agradable. Hay que consultar las cosas a los estudiantes. Ahora queremos hacer una inversión para mejorar el Aulario Norte donde la calefacción no va bien, los enchufes no funcionan, las tarimas son horrorosas y el edificio está hecho una ruina. El plan es poner nuevas regletas, pero quizás habría que plantearse otras cosas, como por ejemplo cambiar el mobiliario, que es fijo y muy incómodo. Y esto hay que consultarlo con el estudiantado, que es quien lo tiene que utilizar. Ya lo hemos planteado a la AdR. Hay otras muchas decisiones en que tienen que decir la suya, no solo en la facultad, sino en todo el campus.

–¿Cómo queréis proyectar las actividades que hacéis en la facultad hacia el resto de la comunidad universitaria y de la sociedad en general?
–Nuestra política de comunicación es un desastre. Nuestro facebook todavía está deseando feliz navidad, y esto no puede ser. Es un problema de presupuesto, también: necesitamos personal para mejorarlo. Tratamos temas interesantes: la reforma constitucional, la prisión permanente revisable, la custodia compartida, etc. Pero no los transmitimos. Queremos hacer vídeos con las opiniones de nuestros expertos sobre estos temas de actualidad. Antes participábamos en debates de Canal 9, esperamos hacerlo también con À Punt. Pero, además, queremos hacer cosas desde aquí mismo, que nuestras actividades tengan más presencia también en la web de noticias de la Universitat de València, no solo en la de la facultad.

–Cuando se acabe vuestra tarea como decano, ¿cuál os gustaría que fuera el balance de vuestro mandato?
–A mí me gustaría haber conseguido una Facultad de Derecho más abierta, más joven y más visible.