La Nau de la Universitat se viste de blanco y negro en una obra teatral para recordar a Lluís Alcanyís, 'el médico de València'

  • Fundación General UV
  • 17 junio de 2025
 
Al comienzo de la obra, Lluís Alcanyís pasea por el claustro cargado con un esqueleto a la espalda. FOTOS: Miguel Lorenzo.
Al comienzo de la obra, Lluís Alcanyís pasea por el claustro cargado con un esqueleto a la espalda. FOTOS: Miguel Lorenzo.

El claustro del edificio histórico de la Universitat se ha vestido, en la noche de este lunes 16, de blanco y negro para acoger la obra teatral ‘Sabbath. El metge de València’ de Manuel Molins, con dirección y producción de Ximo Solano, culminando así el homenaje a la figura de Lluís Alcanyís en el 525 aniversario del Estudi General y el 20.º de la Fundación homónima en honor al primer catedrático de Medicina de la Universitat de València.

Cerca de 300 personas entre el público; un reparto de 25 actores, actrices y cantantes; y un equipo técnico de 40 profesionales ocupan el espacio más emblemático del patrimonio histórico de la Universitat. Y todas, todos, en silencio. Son las diez de la noche, ya no hay luz natural, y a oscuras, hace su aparición el elenco actoral acompañado por las voces de los 17 cantores de Nomens Cor Masculí.

Así arranca el estreno absoluto de la obra ‘Sabbath. El metge de València’, un texto teatral escrito por el dramaturgo Manuel Molins por encargo de la Fundación Lluís Alcanyís de la Universitat y que unos pocos cientos de personas han podido ver personificado gracias a la magia del actor y director Ximo Solano, con la producción de Societat Sardina/Toné-Franché.

Una apuesta dramática y audiovisual arriesgada y que no deja indiferente a nadie. “Lo que he tratado de hacer con el texto de Manolo Molins, que he respetado absolutamente, son unas capas dramatúrgicas que tienen que ver con la persecución de las personas por razón de religión, de ideas o de raza”, explica Solano.

El reto del director -que protagoniza la obra, a su vez, con el papel de Lluís Alcanyís interpretado con una maestría irreprochable- era, por un lado, apoderarse de la totalidad del claustro dominado por el ilustre Lluís Vives, y por otro, romper con la linealidad que acostumbra el relato dramático.

¿Y cómo lo hace? En primer lugar, el claustro hace las veces de escenario, con un suelo de carbón por donde caminan y razonan los personajes, todos vestidos de blanco en contraste con la negrura que arrastran sus pies, y alrededor, el público sentado integrándose de tal forma que llega a sentirse parte de la historia, de las historias… La estatua de Lluís Vives que preside la estancia se transforma en púlpito; un equipo de televisión y dos pantallas gigantes retransmiten el espectáculo en directo como si se tratara de un Gran Hermano, símbolo de “la Inquisición que vigila y emite juicios”; y Lluís Alcanyís narra, en un asombroso monólogo por el deambulatorio del edificio, su investigación médica que da a luz el ‘Regiment preservatiu e curatiu de la pestilència’ en 1490.

En segundo lugar, la acción es constante mientras las escenas se representan simultáneamente: conversan Vives y Francesc, el hijo de Alcanyís; el esclavo de la familia Alcanyís-Esparça lee; la criada prepara la hoguera (porque será quien denunciará la práctica del sabbath de Elionor ante el tribunal del Santo Oficio); su hija Jerònima llena todo el paisaje de violetas; el coro trabaja como banda sonora original presente en cada movimiento…

En definitiva, Ximo Solano sorprende y cautiva, desde la modernidad y el dominio de los lenguajes artístico y audiovisual, a un público que asiste a una obra de teatro para enfrentarse a una tragedia clásica con un final traumático, ya escrito, para la estirpe de los Alcanyís-Esparça y sus seres queridos. Y lo hace con poesía, con una gran alegoría de principio a fin: cuando el color rojo que cae del cielo baña de sangre los cuerpos blancos de los personajes que acabarán muriendo quemados en la hoguera, o de tristeza…

‘Sabbath’, un proyecto cultural y científico
Sabbath. El metge de València’ es un proyecto cultural de trasfondo científico-médico que, a través de la literatura “erasmista y vivesiana” de Manuel Molins y la edición de Publicacions de la Universitat de València, rescata y hace justicia a la figura de Lluís Alcanyís, no solo el médico del rey Fernando el Católico, sino “el médico de València”, tal y como era conocido.

Molins ha escrito una obra teatral que recorre la vida de Alcanyís, contada por su hijo Francesc y recordada por Lluís Vives (las dos familias, Vives-March y Alcanyís-Esparça fueron vecinas en la calle del Gall de València, el antiguo barrio judío), pero también mediante monólogos, así como los diálogos con y entre personajes como su esposa Elionor, su hija Jerònima, Fra Llorenç o el esclavo y la criada.

Este drama se consuma con la representación teatral, un espectáculo o “performance” a cargo de Societat Sardina/Toné-Franché, dirigida y protagonizada por Ximo Solano -alumno y amigo de Molins- que, por el momento, ha tenido un único pase oficial, posterior al ensayo general que se abrió al público la semana pasada.

La iniciativa se enmarca en el curso en que la Universitat de València conmemora el 525 aniversario de la constitución del Estudi General y ha sido promovida por la Fundación Lluís Alcanyís, impulsora y promotora de las Clínicas UV.

El médico de València
Lluís Alcanyís (1440-1506) fue el primer catedrático de Medicina de la Universitat de València y la publicación de sus estudios sobre la peste salvó vidas en las epidemias siguientes en España y en Europa.

Descendiente de una familia de judíos conversos dedicada al comercio, originarios de Xàtiva, y casado con Elionor Esparça, asimismo de familia adinerada, despertó las envidias del poder noble, aristocrático, incluso monárquico y, por extensión, del clero, lo que provocó una caza de brujas contra su familia empezando por su esposa, quien practicaba el rito judío del sabbath a escondidas, hasta sus hijos (muy probablemente, aunque no se ha encontrado ningún indicio documentado históricamente), pasando por el propio Alcanyís, a quien el tribunal de la Inquisición acusó del mismo delito que Elionor siendo condenado a morir en la hoguera.


 

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