La Orquestra Filharmònica UV y el Cor Jove de l’Orfeó Català ponen en pie al Palau de la Música con el 'Requiem' de Mozart dedicado a las víctimas de la dana

  • Fundación General UV
  • 19 mayo de 2025
 
La Orquestra UV y el Cor Jove català, precedidos por Hilari Garcia Gázquez y los cuatro solistas, al finalizar el concierto. FOTOS: Eduardo Alapont.
La Orquestra UV y el Cor Jove català, precedidos por Hilari Garcia Gázquez y los cuatro solistas, al finalizar el concierto. FOTOS: Eduardo Alapont.

“Este concierto significa mucho para la Universitat de València y espero que haya podido contribuir a la recuperación de las personas damnificadas”. Con estas palabras trasladó su agradecimiento al público el director de la Orquestra Filharmònica UV, Hilari Garcia Gázquez, visiblemente emocionado sobre el escenario de la Sala Iturbi del Palau de la Música de València, al finalizar el concierto que la agrupación universitaria valenciana y el Cor Jove de l’Orfeó Català ofrecieron, el domingo 18 de mayo, con la interpretación del ‘Requiem’ de Mozart-Süssmayr y que puso en pie a un aforo de más de un millar de personas.

El Requiem, K. 626 de Mozart interpretado en València significaba “mucho” por varias razones, entre ellas, por tratarse de un concierto-homenaje a las víctimas de la dana del 29 de octubre de 2024 que asoló los pueblos del sur de la provincia, destinando la recaudación de la venta de entradas a los Programas de Ayuda y Recuperación Posdana de la Universitat.

Con la firme convicción de que “la música alimenta el espíritu”, el director titular de la Orquestra Filharmònica UV, Hilari Garcia Gázquez, ha asumido este “reto” poniéndose al frente de un concierto “de gran complejidad” en que confluyeron en perfecta armonía elementos orquestales, voces corales y las cuatro voces de solistas valencianos de reconocido prestigio: Blanca Ruiz (soprano), Isabel Marí (mezzosoprano), Gonzalo Manglano (tenor) y Vicente Antequera (barítono).

El Requiem, K. 626, de W. A. Mozart, en la versión “más exitosa” de la obra que tuvo que concluir uno de los más estrechos colaboradores del compositor alemán, su alumno Süssmayr, sonó dentro de un contexto emblemático tanto por su carácter afectivo y emocional, de apoyo, ayuda y recuperación hacia las personas afectadas por la tragedia que golpeó el sur de València recientemente, como el año en que se interpreta: el 30.º aniversario de la Orquestra de la Universitat, con una plantilla de 80 jóvenes músicos y músicas emergentes.

Para conmemorar la efeméride, la Orquestra Filharmònica UV ha organizado un programa singular de actividades en el que se incluye el intercambio cultural y juvenil con el Cor Jove de l’Orfeó Català, repitiendo este concierto en el Palau de la Música Catalana, en Barcelona, el próximo sábado 24 de mayo.

Ambas agrupaciones se caracterizan por la juventud y el talento de sus miembros, además de compartir una misión común: enriquecer la formación musical y humana de sus integrantes mediante la interpretación de un repertorio de alta calidad preparado por profesorado especializado.

Aquí se incluye la misa para difuntos que Mozart compuso en su última etapa de la vida y que no pudo acabar. Según explicaba Hilari Garcia, la música de este Requiem es “realmente extraordinaria para momentos de recuerdo y de emoción” por su expresividad extrema que abarca “desde el dramatismo más absoluto hasta la gloria celestial”. “Podremos palpar todo su contenido dramático-expresivo, será música a flor de piel”, vaticinaba. Y acertó. Respeto, escucha, emoción… es lo que se respiraba entre un público que sujetó el impulso de levantarse de la butaca tras cada sección y romper el silencio de la pausa con fuertes aplausos.

La exaltación reprimida durante toda la interpretación, que evidenció a una juventud entregada por completo, estalló finalmente con un auditorio de pie, firme, que regaló durante minutos aplausos al elenco sinfónico-coral, a los cantantes valencianos y a los directores, guías, maestros… que han hecho posible el proyecto: el director titular de la Orquestra de la UV y a su homólogo en el Cor Jove catalán, Oriol Castanyer.

Lo que se vivió este domingo en el Palau fue, en definitiva, una experiencia “fascinante, enigmática y profunda” a través de una obra “que explora temas universales como la vida, la muerte y la redención”, repleta “de emoción e intensidad”, que ha cautivado a la audiencia durante siglos situándose como referente “indiscutible” en el mundo de la música clásica, y que ahora en València, de la mano de jóvenes intérpretes, ha supuesto uno de los conciertos más simbólicos del año por su significado y dimensión, envuelto de emotividad y esperanza.

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