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LA INVESTIGACIÓN EN CIENCIAS LABORALES

PARTE INTRODUCTORIA
 
 
¿Qué es un Titulado en Ciencias Laborales en el siglo XXI?

Lo que sí tenemos muy claro es que un Titulado Superior en Ciencias Laborales no es un administrativo de personal:

Las Salidas Profesionales

 

PERFILES PROFESIONALES ESTABLECIDOS EN EL GRADO DE RELACIONES LABORALES Y RECURSOS HUMANOS
1) GRADUADO SOCIAL
2) DIRECCIÓN Y GESTIÓN DE RECURSOS HUMANOS
3) PREVENCIÓN DE RIESGOS LABORALES
4) GESTIÓN, MEDIACIÓN E INTERVENCIÓN EN EL MERCADO DE TRABAJO: AGENTES DE EMPLEO Y DESARROLLO LOCAL (AEDL)
5) AUDITORÍA SOCIOLABORAL
6) ENSEÑANZA
7) ADMINISTRACIONES PÚBLICAS

Fuente.- Aneca (2005a)
Principales competencias necesarias para el desarrollo profesional de la actividad:

 

Breve historia de la profesión y de su reconocimiento universitario:
LO LABORAL COMO CUESTIÓN DE ESTUDIO
Un largo proceso para el reconocimiento universitario
Las relaciones emanadas de la interacción entre el factor capital y el factor trabajo han sido una de las cuestiones que más han preocupado al ser humano, por lo que su estudio y adecuado tratamiento se han convertido en materia de interés a lo largo de los tiempos, lo que, ante la ausencia de unas "ciencias oficiales" encargadas del estudio natural de las mismas, ha permitido que muchas otras ciencias vinculadas tradicionalmente con ellas ocuparan su espacio. Entre ellas podemos destacar, la Economía, el Derecho, la Sociología, la Psicología, la Ingeniería de Procesos o la Organización de Métodos y Tiempos de trabajo. La necesidad de profundizar en la complejidad de la realidad social y en el necesario tratamiento multidisciplinar de sus contenidos han sido dos de los factores que han permitido la evolución de los estudios en Ciencias Laborales.

Las dos últimas décadas han supuesto la consolidación de unos estudios en Ciencias Laborales que, centrados en estas relaciones emanadas del trabajo poco a poco han posibilitado la aparición de titulados especialistas en materias vinculadas con la realidad de sus actores -individual o colectivamente considerados. La existencia en la actualidad de un campo específico de estudio de y desde las ciencias laborales es el resultado de un largo proceso de reivindicación de la existencia de unas ciencias específicas de lo laboral. Un claro ejemplo de este triunfo fue la aparición en la primera década del siglo XXI de los estudios superiores en Ciencias del Trabajo1, lo que supuso el reconocimiento expreso a los profesionales formados en tales estudios, de un estatus universitario igual al de titulaciones como Derecho, Económicas o Psicología2. Las enseñanzas en relaciones laborales no han cumplido tan sólo una importante función social contribuyendo a la formación de trabajadores y a la creación de un colectivo profesional de contrastada eficacia, sino que también han propiciado la creación de áreas de conocimiento y auténticas escuelas científicas (Galán y Herraiz, 2005:18).

La evolución histórica de los estudios vinculados con las relaciones del trabajo en nuestro país ha ido muy ligada a la evolución propia que ha tenido el trabajo como tal. Sus orígenes estuvieron muy parejos al ordenamiento, centrando su objeto principal en el establecimiento y desarrollo de la legislación laboral, la protección social y la organización del trabajo. Pese a que legalmente la profesión de Graduado Social no aparece hasta el año 1951, sus antecedentes más remotos están unidos a la Sección de Cultura del Instituto de Reformas Sociales (1903), crisol de la intervención planificada de Estado en materia laboral.

La Escuela Social de Madrid (1925), en dependencia del Consejo de Cultura Social del Ministerio, supuso el punto de partida de los estudios superiores en Ciencias Laborales3. Conviene destacar que desde el principio la Escuela Social iba a tener como objetivo central de sus actividades el mundo del trabajo en sus diversas manifestaciones y a distintos niveles de profundización, caracterizándose, desde el punto de vista del contenido, por las orientaciones generales en los campos de la política social, económica y legislativa, en las que aparecieron las primeras referencias monográficas hacia el estudio del "trabajador" (Galán y Herraiz, 2005:19-20).

La actuación de esta primera escuela ubicada en Madrid supuso la concreción inicial de los estudios, así como la determinación de su marco ideológico. A esta primera actuación la siguieron otras por todo el país: Barcelona, Zaragoza y Valencia en 1929 o Sevilla en 19304. Las paulatinas reformas acaecidas en los años posteriores sobre estas enseñanzas posibilitó que en la década de los cincuenta se reconociera oficialmente la profesión y se reglamentara socialmente. Su institucionalización se materializó con el Decreto de 22 de diciembre de 1960, donde se crearon los Colegios Oficiales de Graduados Sociales. Además en su artículo segundo se reconocía que a dicha profesión competían aspectos relacionados con el asesoramiento, gestión y representación, sin necesidad de apoderamiento especial, de las empresas y particulares en cuantos asuntos sociales les fueren encomendados.

Los sucesivos planes asignados a estos estudios, permitieron en la década de los ochenta la implantación de los estudios de Graduado Social (Plan de estudios de 1980), que reconocía por primera vez el carácter de enseñanza especializada, y su condición de titulación universitaria. Aquellos tenían como objetivo principal la profundización y el análisis de las cuestiones que pudieran interesar a la mejora o bienestar de las clases obreras tanto agrícolas como industriales, y que afectaran a las relaciones entre capital y trabajo.

Aún así, el cambio más importante se sitúa a partir de la publicación del Real Decreto 1429/1990 de 26 de octubre, que estableció tanto el título oficial de Diplomado en Relaciones Laborales -dirigido a sustituir el espacio ocupado hasta entonces por el título de Graduado Social Diplomado-, como las directrices generales propias a las que debían sujetarse los planes de estudios conducentes a la obtención de dicho título. En dicha reforma, dirigida al conocimiento interdisciplinar e integral del mundo del trabajo, se modificaron de forma significativa los contenidos docentes, y se amplió el perfil profesional de estos estudios planteándose como objetivo formativo el "proporcionar una formación adecuada en las bases teóricas y en las técnicas de la organización del trabajo y de la gestión de personal; así como de la ordenación jurídica del trabajo y de la Seguridad Social"5. Se trataba de un objetivo que posibilitaba en sí mismo la mejora de estos nuevos Diplomados, ya que abría un abanico de nuevas posibilidades profesionales en el mundo de la empresa, en el ejercicio libre de la profesión y en las Administraciones Públicas (Libro Blanco del Título de Grado en Ciencias Laborales y Recursos Humanos., 2005:214).

Sin embargo, la necesidad de dar un contenido formativo adecuado a aquellos nuevos perfiles y a los cambios sustantivos que se habían ido produciendo en el mundo del trabajo en las últimas décadas, situaron a estos estudios ante una nueva necesidad derivada de las limitaciones objetivas que la diplomatura presentaba. El R.D. 1592/1999 de 15 de octubre estableció el título universitario oficial de Licenciado en Ciencias del Trabajo y las directrices generales propias de los planes de estudios, fijando como objetivo formativo del propio título: procurar una formación adecuada de carácter interdisciplinar en el campo del trabajo humano en su doble vertiente organizativa y relacional.
 

 

Tabla 1. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LOS ESTUDIOS EN CIENCIAS LABORALES

 

En definitiva, y como señalan Sánchez-Mora y Vallejo (2005:46), los estudios en Ciencias Laborales se han convertido en una titulación ágil y moderna, en la línea de las demandas del mercado de trabajo actual y con la base suficiente para crear profesionales perfectamente preparados para afrontar con garantías su futuro profesional (Ovejero y otros, 2007:16)

 

1 El R.D. 1592/1999 de 15 de octubre (B.O.E. 23 de octubre) estableció el título universitario oficial de Licenciado en Ciencias del Trabajo y las directrices generales propias de los planes de estudios.

2 Con la reforma promovida con el plan Bolonia, la tradicional diferenciación existente entre diplomaturas y licenciaturas desaparecerá, pasando todos los estudios universitarios a denominarse como Grados.

3 El alumno que superara con éxito los tres cursos de que constaban los estudios de la Escuela Social recibía el título de Graduado de la Escuela Social.

4 Reales Órdenes de 26 de febrero, 18 de junio y 14 de septiembre de 1929.

5 La Universitat de València lo define como “el técnico al que se le proporcionan conocimientos sobre las relaciones laborales en la empresa y se estudian todos los aspectos como conflictos laborales, convenios colectivos, organización del trabajo, gestión del personal, ordenación jurídica y laboral de los trabajadores, condiciones de trabajo, etcétera.” Se trata por tanto de un técnico de empresa, que debe dominar diversas y variadas disciplinas que interactúan entre sí.